Racing quedó eliminado en las semifinales de la Copa Libertadores ante Flamengo de Brasil, aunque los hinchas de la “Academia” podrán ver como un aspecto más que positivo que su director técnico, Gustavo Costas, devolvió a su equipo al lugar del que nunca se debería haber ido.
Cuando Costas llegó a Racing para su tercer ciclo como director técnico, el clima no era el mejor, ya que venían de un frustrado paso de Fernando Gago, quien se fue de la peor manera posible con el hincha, condenado por su conformismo y su discurso derrotista de conformarse con competir.
Costas, fiel a su estilo, arribó con un discurso totalmente distinto y prometió volver a ganar cosas internacionales, compliendo con creces. Arrasaron en la Copa Sudamericana 2024, eliminando a tres equipos brasileros de manera consecutiva, y pasaron por arriba al Botafogo en la Recopa Sudamericana.
No conforme con ese logro, Costas volvió locos a sus jugadores con el gran objetivo: ir por la Copa Libertadores, un torneo que no ganan desde 1967. La ilusión estuvo en todo momento, se respiraba en el aire y en cada fiesta que se vivía en el “Cilindro de Avellaneda”, como cuando le ganaron a Fortaleza en el último minuto gracias al gol de chilena de Adrián “Maravilla” Martínez, la agónica clasificación ante Peñarol o el triunfo sobre Vélez en cuartos de final.
Y la hinchada acompañó como siempre, consciente de que el objetivo estaba más cerca que nunca. Banderazo cuando los jugadores se fueron a concentrar a Pilar, un recibimiento pocas veces visto como el de esta noche y el aliento durante todo el encuentro.
Pero todo eso no fue suficiente para eliminar al Flamengo, un equipo con una billetera descomunal y figuras que tranquilamente podrían jugar en equipos grandes de Europa, que además buscará convertirse en el primer brasilero en ganar cuatro veces la Copa Libertadores.
Sin embargo, el Racing de Costas sentó las bases para lo que vendrá en los próximos años y devolvió a la “Academia” al lugar del que nunca se tendría que haber ido: ganar torneos importantes y pelear en la Copa Libertadores hasta las instancias finales.
Racing ya no solamente “compite”, como le gustaba decir a Gago luego de cada fracaso, como si quisiera desafiar al hincha. Racing hoy es una verdadera amenaza para cualquier equipo del continente, con un plantel que deja absolutamente todo para ir detrás de sus sueños.