El crimen de Rosa Lucero (93) en La Cumbre, que estremeció a la comunidad en febrero, dará paso a un juicio, colocando al hombre en quien más confiaba como el principal acusado. Miguel Cáceres, inquilino y aparente confidente de la víctima, enfrentará cargos de robo calificado y homicidio criminis causae en concurso real. Su arresto, sorprendente tras semanas de especulaciones sobre robo o conflictos familiares, reveló una conexión más profunda: la anciana le había donado parte de sus derechos sucesorios 12 años atrás.
La propiedad donde ocurrió el asesinato, a punto de ser subastada por disputas hereditarias, adquiere un papel crucial en el caso. Cáceres, que alquilaba el local y vivía en la planta baja, tenía acceso total a la casa y manejaba las cuentas bancarias de Lucero. La fiscal sostiene que, aprovechando esta cercanía, Cáceres ingresó en la madrugada del 15 de febrero, robó más de 57 mil dólares y un millón de pesos, y asesinó a la anciana.
Para encubrir el crimen, forzó una cerradura y simuló un robo, pero la investigación reveló la verdad. El cómplice, José Francisco Mercado, enfrenta cargos por encubrimiento agravado. La subasta inminente de la propiedad y las complejidades de la relación entre Lucero y Cáceres añaden capas de intriga a este trágico suceso.