La suspensión de las reuniones sociales y familiares en todo el país, los rebrotes de casos en el verano europeo y la incertidumbre sobre la vacuna, llevó a que algunos infectólogos hablaran de “burbujas” para las juntadas de Navidad y Año Nuevo.
Además, la Organización Mundial de la Salud aseguró, como algo probado, que el virus SARS-CoV2 no se activa ni se desactiva con el frío o el calor.
De esta manera, a diferencia de la gripe o influenza, las temperaturas del verano, otoño, invierno y primavera no afectan la circulación del nuevo coronavirus.
A cinco meses de las Fiestas, los especialistas se animan a imaginar el escenario con burbujas familiares.
“Habría que pensar que las Fiestas serán bajo el marco de las medidas de distanciamiento social, sin grandes reuniones, manteniendo medidas de higiene”, dijo a Clarín el intectólogo Pablo Bonvehí.
“Quizás se puedan crear burbujas de contactos familiares. Una posibilidad sería que los familiares tomen medidas de máxima protección durante los 14 días previos a las Fiestas”, añadió.
En la misma línea, la infectóloga Silvia González Ayala sostuvo que es clave respetar las medidas sanitarias básicas y que, si los parámetros epidemiológicos acompañan, las Fiestas “serán particulares”.
“Lo más probable que es que nos podamos reunir en grupos pequeños, no más de 10 personas cuidando a los de mayor riesgo, con distancia, lavado de manos frecuente y barbijo”, señaló.