Esa tarde, “Manu” entró por Mateo Bajamich con un partido cuesta arriba y luego, la nada.
Nunca más fue citado y lo “bajaron” nuevamente a las inferiores. Parecía debut y despedida.
Este miércoles, cuando firmó su primer contrato profesional hasta diciembre de 2022, Manuel sonreía como nadie en Alta Córdoba.
Con una felicidad imposible de disimular.
Es que tanta bronca, tanta rabia, se transformó en entrenamiento. En experiencia. Y en entender que si había una oportunidad más, por pequeña que sea, la iba a aprovechar.
Y así fue, a sus 21 años (nació el 8 de julio de 1999), Manuel se metió en el plantel que conduce Mauricio Caranta a fuerza de actuaciones que llamaron y llaman la atención en cada práctica y amistosos.
Como un delantero por afuera o extremo derecho picante, que va al frente y también tiene gol.
Por eso llegó este contrato, cuando quizá muchos otros hubieran bajado los brazos.
“Como se ve en la foto estaba muy contento al momento de firmar, muy feliz. En la familia, todos igual, con mucha emoción. Llegó de la nada la noticia, no me la esperaba. Pero entiendo que llegó en el momento justo, porque estoy mucho más maduro que antes. Cuando me bajaron y no tuve lugar en el equipo, me sentía mal, no me gustó, me dolió. Pero hoy miro para atrás y creo que se dio todo como se tenía que dar. Aprendí muchas cosas, era ahora y lo aproveché”, se sincera ante Mundo D.
¿Cómo se dio esta chance?
Liendo estaba entrenando junto a un selectivo con los mejores valores de inferiores. Y Caranta, desde que llegó, observó a todos los jugadores de la cantera.
“Por suerte me apareció la oportunidad con este nuevo cuerpo técnico y la pude aprovechar. Me venía preparando mucho, no solo en lo físico sino de la cabeza. En las vueltas que tiene el fútbol no soy el primero ni el último que va a pasar por esto. Yo sabía que me iba a llegar otra oportunidad. Que si me preparaba, iba a aparecer. Al principio, no empecé la pretemporada con el plantel profesional y la primera semana fui con la primera local. Después, a la semana siguiente, me llamaron. No sabíamos si iba a ser por un día, una semana, nada. Nos dijeron que era una chance y que la aprovechemos. Pensé en ir y dejar todo. Y así fue”, agrega Liendo, que vive con su familia cerca del Monumental. Y está desde los 8 años en el club.
“Yo siempre viví en Alta Córdoba, a cinco cuadras de la cancha. Siempre fui hincha del club y juego en la Gloria desde los 8 años. Pasé por todas las categorías, en la B, en la A, en AFA. Esto es para lo que tanto trabajé. Sé que no me tengo que quedar acá, que es un gran paso, que es un mimo, pero que hay que seguirle metiendo y trabajando para ir por más”, completa.
¿Cómo se define como jugador? “Siempre fui extremo o a veces me han puesto de volante, en un esquema 4-4-2. Desde el primer día el cuerpo técnico me dio muchísima confianza para que muestre todo lo que puedo hacer. Caranta me ha dado muchas herramientas, enseñanzas, consejos. Trato de tomar todo lo que me dicen, de aprender y aplicarlo en la cancha”.
Su familia está compuesta por Papá Roberto, dos hermanos (Juan José e Ignacio) y mamá Verónica. Obviamente, todos de la Gloria.
“Ellos siempre me dieron la libertad para buscar mi camino y hacer lo que yo eligiera. Obviamente, si podía estudiar una carrera, que estudie. Pero siempre me bancaron con esto del fútbol. Y sí, en casa somos todos de Instituto”, cuenta Manuel.
Su sueño máximo está claro: debutar de titular en Alta Córdoba, con la hinchada y su familia en la tribuna.
“Jugar un partido de titular en Alta Córdoba, con gente y mi familia, sería lo más lindo, un sueño. Por ahora quiero sumar la máxima cantidad de minutos que pueda, aportar para el equipo, para que nos vaya bien. Todos tiramos para el mismo lado y hay mucha unión. Ojalá podamos hacer una muy buena campaña para llevar a Instituto bien arriba”, cierra Liendo, el pibe que supo aprovechar su segunda oportunidad.
El plantel arribó el domingo a la noche para el partido por Eliminatorias de este martes. Cada jugador se mostró con su tubo personal para contrarrestar la altura de La Paz.
El Cuti Romero bajó del micro con su tubo personal.
La Selección Argentina llegó este domingo a la noche a Bolivia para el compromiso del martes a las 17, correspondiente a la segunda fecha de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026.
Más allá de la posible ausencia de Lionel Messi, la formación y las cuestiones futbolísticas, el principal objetivo del plantel es minimizar el impacto de los 3.600 metros de altura de La Paz, la capital boliviana.
Es por eso que una de las imágenes que más llamó la atención fue el arribo de cada jugador argentino con su propio tubo de oxígeno. La Selección sabe que no es sencillo predecir cómo puede responder el organismo de cada uno para el encuentro en el estadio Hernando Siles.
En el video se puede ver a Messi, en este momento duda para ser titular en La Paz, descendiendo del colectivo detrás de Cristian “Cuti” Romero. El cordobés ex-Belgrano fue uno de los que portaba un tubo de oxígeno de mano.
Además, minutos antes, futbolistas como Alexis Mac Allister y Nicolás Tagliafico mostraron el elemento en sus redes sociales. La falta de aire la suelen experimentar aquellos que suben desde el llano, y la idea es aclimatarse lo antes posible.
El plan de los tubos no es nuevo ni único de la Selección Argentina. Por caso, en las últimas Eliminatorias para Qatar el equipo dirigido por Lionel Scaloni utilizó la misma estrategia, y salió bien. El 13 de octubre de 2020, el conjunto nacional venció 2-1 a Bolivia y cortó una racha de 15 años sin triunfos en la ciudad del Altiplano.
Así son y cómo se usan
Esta vez los argentinos llegaron a La Paz con sus tubos personales, a diferencia de los grandes cilindros que se vieron años anteriores. Permite inhalar a una pureza del 95 por ciento cuando siente la necesidad.
Los tubos de la Selección son de la marca estadounidense Boost Oxygen, que dependiendo del tamaño brindan entre 60 y 200 descargas. De hecho vienen con distintos “sabores”: natural (el que se pudo ver en manos de los futbolistas), menta, pomelo rosado y eucalipto.
Según indica la página oficial del producto, el aire a nivel del mar tiene un 21% de oxígeno y los tubos descargan al menos tres veces más que eso.
Los tubos de oxígeno se utilizan tal cual mostró Mac Allister en sus redes: con la mascarilla debajo de la nariz y cubriendo toda la boca.
Fue 1-0, en el arranque del torneo clasificatorio rumbo al Mundial de 2026. La Selección inició en forma exitosa su camino hacia la cita ecuménica y vivió una fiesta ante más de 80 mil personas.