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Las cifras del éxodo venezolano: números que duelen
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Venezuela padece desde hace años una crisis política y económica que ha degenerado en una grave situación de emergencia humanitaria.
Más de cinco millones de personas han huido del país, principalmente, hacia naciones vecinas como Colombia que se han visto desbordadas, más ahora con la pandemia de coronavirus.
El inicio de la crisis en Venezuela se sitúa en 2013, cuando comenzaba el declive económico por el agotamiento de la renta petrolera, principal fuente de ingresos de la nación caribeña, y cuando murió Hugo Chávez, abriendo con ello la primera posibilidad en 14 años de que el ‘chavismo’ fuera desahuciado del Palacio de Miraflores y desatando, por tanto, una pugna política.
La situación se agravó, en el plano económico, por el desplome del precio del crudo en el mercado global, que dejó al nuevo Gobierno de Nicolás Maduro prácticamente sin dinero en efectivo para importar, lo que a su vez provocó un desabastecimiento generalizado, porque Venezuela compra en el exterior numerosos productos, y, en el plano político, por las elecciones presidenciales de 2018, consideradas un fraude por la oposición y buena parte de la comunidad internacional. Estas son las cifras de la crisis migratoria:
Más de 5 millones
En estos años, especialmente en los dos últimos, un total de 5.095.283 personas han dejado Venezuela para escapar de la crisis del país, de acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), lo que la convierte en la mayor crisis migratoria de América Latina en la historia reciente.
“Esta cifra representa la suma de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo venezolanos reportados por los gobiernos anfitriones”, sin embargo, “como muchas de las fuentes de los gobiernos no tienen en cuenta a venezolanos sin un estatus migratorio regular, es probable que el número total sea más alto”, avisa ACNUR.
Del total, 2.562.776 han conseguido un estatus legal en el país de acogida, normalmente mediante permisos de residencia, otros 895.777 han solicitado asilo y solo 66.014 han sido reconocidos como refugiados.
Colombia, el principal receptor
Colombia ha sido el principal destino de los migrantes venezolanos, país con el que Venezuela comparte más de 2.000 kilómetros de frontera terrestre e importantes vínculos históricos, culturales y hasta familiares.
Allí han ido a parar 1.825.687 migrantes venezolanos, de los cuales únicamente 140 se consideran refugiados, 5.303 han solicitado asilo y 799.373 han conseguido permisos de residencia. Más de un millón permanecen como inmigrantes ilegales sin ningún tipo de cobertura.
El segundo destino de la migración venezolana ha sido Perú. Cuenta con 861.049 venezolanos, según ACNUR, aunque serían en realidad 1,1 millones, de acuerdo con el Gobierno peruano, que reconoce 1.225 refugiados, 482.571 solicitantes de asilo y 628.976 con estancia legal.
Chile ocupa el tercer puesto con un total de 476.326 venezolanos, entre ellos 3.499 solicitantes de asilo y 472.827 que han logrado permanecer en la nación suramericana de forma legal.
Ecuador se sitúa en cuarto lugar, con 363.018, que se desglosan en 6.692 refugiados, otros 13.535 que han iniciado las gestiones para ser reconocidos como tal y 107.052 con estatus legal.
Brasil, aunque comparte la mayor frontera terrestre con Venezuela, unos 2.300 kilómetros, es el quinto destino, quizá por la barrera del idioma. Tiene 290.962 migrantes venezolanos, de los cuales 37.467 son refugiados, lo que implica que es el país que más ha reconocido, 129.988 son solicitantes de asilo y 123.507 han regularizado su situación.
A continuación, pero a gran distancia, están Argentina (145.000); Panamá (120.642); México (73.115); República Dominica (34.000); Costa Rica (29.600); Trinidad y Tobago (24.000); Guyana (22.000); Aruba (17.000); Curaçao (16.500); Uruguay (13.664); y Paraguay (3.818).
EE.UU. y España
La mayoría de los venezolanos ha optado por permanecer en América Latina, pero también han emigrado a Norteamérica. Así, 351.144 están en Estados Unidos, 9.206 como refugiados y 108.942 como solicitantes de asilo; y 20.775 están en Canadá, 2.478 en calidad de refugiados y 4.273 de solicitantes de asilo.
Otro grupo se ha decantado por Europa, con España como destino preferido. Hay 188.735 ciudadanos venezolanos viviendo en España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y 76.401 han solicitado asilo, de acuerdo con ACNUR.
El Ministerio de Interior precisa que en 2020 hay registrados 12.057 solicitantes de asilo venezolanos, siendo la primera nacionalidad en este sentido, aunque muy cerca de los colombianos (12.050), frente a los 40.906 de 2019.
ACNUR cifra solo en 88 los venezolanos que han sido reconocidos como refugiados en España. No obstante, el año pasado se le concedió la residencia a 35.128 por “razones humanitarias” y este año ya van otros 16.403, siendo la nacionalidad que más se ha beneficiado de este permiso.
Retorno por coronavirus
La pandemia de coronavirus ha propiciado un cambio en los flujos migratorios. Por un lado, el cierre de las fronteras terrestres ha reducido drásticamente el número de llegadas y, por otro, las dificultades económicas generadas por la crisis sanitaria han empujado a muchos venezolanos a regresar a su país, donde al menos tienen un sostén familiar.
Las ONG explican el retorno voluntario por las medidas de confinamiento. La mayoría de los migrantes venezolanos trabajan en la economía informal, por lo que dependen de los ingresos diarios. Ahora que las salidas a la calle se han prohibido salvo para cosas esenciales ya no pueden ganar el jornal y no tienen forma de sobrevivir.
“Están viviendo una situación casi tan terrible como la que hay en Venezuela porque se han quedado sin empleo y sin ningún tipo de atención”, ha denunciado el opositor venezolano Luis Trincado, en un encuentro virtual con prensa española celebrado la semana pasada. “Inclusive muchos están peor”, ha asegurado.
Según datos oficiales recogidos por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), más de 80.000 personas han regresado a Venezuela, bien por la frontera terrestre, bien en los vuelos humanitarios habilitados por el Gobierno de Nicolás Maduro.
Sin dinero
Dada la dimensión de la crisis migratoria, gobiernos y actores humanitarios –tanto la ONU y otras organizaciones internacionales como ONG– se unieron en diciembre de 2018 en un Plan de Respuesta Regional para Refugiados y Migrantes Venezolanos.
En 2019, con 3,6 millones de migrantes venezolanos, se pidieron 738 millones de dólares para financiarlo. Para 2020 se requieren 1.407 millones de dólares, de los cuales solo se ha recaudado un 6% (unos 88 millones de dólares).
La conferencia de donantes, convocada por la UE junto a España, ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), confía en captar los fondos suficientes para atender a los migrantes venezolanos y a sus comunidades de acogida en la región en el contexto de la pandemia de coronavirus.
“Que la Europa democrática haga canalizar esta ayuda (…) a países como Colombia, Ecuador y Perú va a resultar un gran alivio para esos venezolanos y para los que estando en Venezuela tenemos familia fuera”, ha afirmado el opositor venezolano.
5 millones de venezolanos han tenido que dejar sus hogares. #Venezuela es una de las mayores crisis de desplazamiento del , agravada por #COVID19
Descubre cómo apoyamos a refugiados y migrantes en la frontera colombo-venezolana@MAECgob
@ACNURamericas
#JuntosXLosVenezolanos
pic.twitter.com/uyTFAUVnxB— ACNUR España (@ACNURspain) May 22, 2020

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La nota que nunca quisiera escribir. Estoy devastada. Durante años compartimos escritorio, mesas de radio y algún que otro programa de televisión. Mario generaba buen clima, mantenía la batuta y hacía que cada uno diera lo mejor de sí. Una gran persona. Con él se podía contar siempre.
Su mirada aparentemente despistada envolvía una sagaz observación de todo lo que pasaba y de los protagonistas de lo que pasaba. Matizaba con humor cada situación. Se atropellan en mis recuerdos escenas desopilantes. Van sólo dos anécdotas a modo de muestra.
Estábamos en la redacción de Página en la calle Belgrano. Mario atiende el teléfono fijo y era su mamá, poseedora de esa tragedia judía agudizada con los años.
–Marito te llamo porque me voy a suicidar, no da para más.
–Mamá, ¿tenés algún problema de papeles? Yo soy tu hijo abogado sino llamá a mi hermana que es tu hija psiquiatra.
Otro día contaba que estaba escuchando a Victor Hugo en la radio y empieza a comentar uno de sus artículos en el diario. La grandilocuencia de VH para describir sus dotes de periodista lo apabulló:
–Me miré al espejo y pensé: ‘¡¿Qué me pongo?! No sabía cómo hacer para estar a la altura de semejante halago.
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Disfrutaba en el trabajo y lo hacía sentir. Le gustaba hablar con todos y todas, En una Argentina menos polarizaba los años que estuvo a cargo de Política en Página hablaba y hablaba con dirigientes de todo pelaje. Apreciaba a muchos, era contemplativo pero sabía marcar con maestría desvíos y renuncios.
Guardo la imagen de su diálogo con Laura Vales, la compañera que había cubierto la represión en puente Pueyrredón. El asesinato de Kosteki y Santillán que ella describió y él corroboró en una cobertura inolvidable.
Lo vamos a extrañar. Siempre nos va a acompañar su agudeza, su calidad humana y su ternura.

Hace muy poco nos juntamos para charlar sobre un programa de entrevistas que habían pensado junto a Melisa Molina para sumar a la web del diario. Discutimos contenidos, escenarios, nombres de posibles entrevistados y hasta barajamos posibles títulos para el programa. Finalmente elegimos Después del cierre y con ese nombre se inició el ciclo que inauguró Jorge Taiana y continuó Paco Olveira, y que puede verse en el portal del diario.
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Pero River perdió y al otro día convinimos que nunca más nos llamaríamos en día de partido.
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