Nueva amenaza de conflicto en el transporte urbano
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hace3 años
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El conflicto en el transporte urbano del interior del país sigue latente. Tanto es así que en la audiencia del viernes en el Ministerio de Trabajo de la Nación entre la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y la Federación Argentina de Transportadores por Automotor de Pasajeros (Fatap) terminó con la gran posibilidad de que vuelvan las medidas de fuerza.
Está sucediendo lo que se preveía que sucediera. Cuando se firmó el acuerdo entre el gremio de choferes y la entidad empresaria el pasado 2 de junio, ya se anticipaba lo que está aconteciendo.
Ese acuerdo puso fin a un paro en el interior del país que, en el caso de la ciudad de Córdoba, duró casi un mes. Pero en la letra fría del acta, la Fatap advertía que era imposible dar cumplimiento a los compromisos” en caso de que no estén los subsidios nacionales, provinciales y “la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) y/o los fondos extraordinarios necesarios para dar sustentabilidad a los servicios”.
Hasta ahora, no llegaron ni los ATP ni los fondos extraordinarios que pedían las empresas. Y es muy difícil que lleguen, al menos en lo inmediato.
En la previa de la audiencia, la entidad ya advertía que están “impedidos de cumplir regularmente con sus obligaciones comerciales, contractuales, fiscales y laborales”.
E insitió: “Es imprescindible y urgente que el Estado nacional, las provincias y los concedentes adopten las medidas que el momento requiere, a efectos de evitar que se pierdan el capital y el trabajo de miles de argentinos”.
Ya en la audiencia, los empresarios reiteraron que “se mantiene la situación existente al 2 de junio en torno a la inexistencia de aportes que permitan definir una posición relativa a los reclamos de la entidad sindical, dado que el acuerdo celebrado en aquella fecha aún no se ha homologado, no se ha decidido la asignación de aportes provenientes de ATP al sector y ni siquiera poseemos hoy confirmación del dictado de norma que prorrogue o reemplace la vencida resolución 14/20, nos vemos imposibilitados en este momento de avanzar en una propuesta concreta y con posibilidades ciertas de ser cumplida”.
En síntesis: las empresas aseguran que no tienen la plata para pagar los sueldos.
¿Cuál fue la respuesta del sindicato? Un ultimátum: “Si no encontramos respuestas razonables a la legítima pretensión, se articularan medidas, una vez ocurrida la audiencia de la próxima semana”.
La audiencia será el martes a las 15. Y nada indica que la situación se modifique para entonces. Lo único que puede haber es la publicación de la renovación de los subsidios nacionales por cuatro meses más. Esos fondos deberían llegar esta semana.
Pero la cuestión de fondo no se resuelve: las empresas repiten una y otra vez que sin fondos extra que suplanten la drástica caída de boletos, es imposible cubrir los costos operativos. Entre ellos, el salario de los choferes.
Mientras tanto, avanza en la Cámara de Diputados lo que todos señalan como solución. Dos proyectos de ley que ya tienen dictamen favorable: uno recrea el esquema de subsidios anterior al pacto fiscal de 2019, por el que el interior recibía el 30 por ciento de los aportes nacionales; y otro que federaliza la tarjeta Sube y sus atributos sociales.
El problema está en el tiempo que demande su sanción definitiva. “Pueden ser dos días, o un mes, depende de la necesidad política”, explicó de manera extraoficial un exdiputado nacional cordobés.
¿Y por casa?
En Córdoba, el paro en la empresa Coniferal parece ser el preludio a lo que puede ocurrir desde el martes.
Sin embargo, la medida de fuerza que llevan adelante los choferes de esa empresa causó un desagrado mayúsculo en el Palacio 6 de Julio.
El paro es porque la empresa no depositó 4 mil pesos a los trabajadores, pese a que recibió un depósito de fondos municipales en concepto de adelanto de subsidios nacionales. La explicación que se dio acerca de que el banco en el que se realizó la operatoria retuvo ese dinero no convence al intendente Martín Llaryora.
Fuentes del Palacio 6 de Julio comentaron que el enojo es tal que dejó deslizar la posibilidad de revocar la concesión a Coniferal y que los corredores 1 y 6 los tome la empresa municipal Tamse.
Ya es la segunda situación de este tipo que ocurre: cuando se llegó al acuerdo para terminar la medida de fuerza, las prestatarias arrancaron el 5 de junio tras depositar los sueldos a los choferes. Pero Coniferal depositó menos dinero, y el paro siguió unas horas más.
Desde la empresa aseguran, además, que los cuatro mil pesos para los choferes no figura en ningún acuerdo, pese a que Tamse, Aucor y Ersa sí los pagaron.
La pelea de fondo es otra, y los actores involucrados lo saben. En Coniferal sostienen que es necesario que el municipio también aporte subsidios al transporte. Algo que viene sucediendo desde la gestión de Daniel Giacomino.
Ramón Mestre los suspendió por un tiempo, pero luego comenzó a realizar “aportes no reintegrables al sistema”. El año pasado, superaron los 120 millones de pesos.
Pero Llaryora sostiene que no va a subsidiar a privados. “Para eso, municipalizo las líneas”, comentó a sus funcionarios.
Hasta ahora, no llegaron ni los ATP ni los fondos extraordinarios que pedían las empresas. (Pedro Castillo)
La nota que nunca quisiera escribir. Estoy devastada. Durante años compartimos escritorio, mesas de radio y algún que otro programa de televisión. Mario generaba buen clima, mantenía la batuta y hacía que cada uno diera lo mejor de sí. Una gran persona. Con él se podía contar siempre.
Su mirada aparentemente despistada envolvía una sagaz observación de todo lo que pasaba y de los protagonistas de lo que pasaba. Matizaba con humor cada situación. Se atropellan en mis recuerdos escenas desopilantes. Van sólo dos anécdotas a modo de muestra.
Estábamos en la redacción de Página en la calle Belgrano. Mario atiende el teléfono fijo y era su mamá, poseedora de esa tragedia judía agudizada con los años.
–Marito te llamo porque me voy a suicidar, no da para más.
–Mamá, ¿tenés algún problema de papeles? Yo soy tu hijo abogado sino llamá a mi hermana que es tu hija psiquiatra.
Otro día contaba que estaba escuchando a Victor Hugo en la radio y empieza a comentar uno de sus artículos en el diario. La grandilocuencia de VH para describir sus dotes de periodista lo apabulló:
–Me miré al espejo y pensé: ‘¡¿Qué me pongo?! No sabía cómo hacer para estar a la altura de semejante halago.
Le decía “Hola Doc” cada vez que hablábamos. Era una forma de rescatar su otra profesión, el abogado que siempre lo acompañaba para analizar los temas de Justicia y derechos humanos con una minuciosidad impecable.
Disfrutaba en el trabajo y lo hacía sentir. Le gustaba hablar con todos y todas, En una Argentina menos polarizaba los años que estuvo a cargo de Política en Página hablaba y hablaba con dirigientes de todo pelaje. Apreciaba a muchos, era contemplativo pero sabía marcar con maestría desvíos y renuncios.
Guardo la imagen de su diálogo con Laura Vales, la compañera que había cubierto la represión en puente Pueyrredón. El asesinato de Kosteki y Santillán que ella describió y él corroboró en una cobertura inolvidable.
Lo vamos a extrañar. Siempre nos va a acompañar su agudeza, su calidad humana y su ternura.
Hace muy poco nos juntamos para charlar sobre un programa de entrevistas que habían pensado junto a Melisa Molina para sumar a la web del diario. Discutimos contenidos, escenarios, nombres de posibles entrevistados y hasta barajamos posibles títulos para el programa. Finalmente elegimos Después del cierre y con ese nombre se inició el ciclo que inauguró Jorge Taiana y continuó Paco Olveira, y que puede verse en el portal del diario.
Pasamos esa mañana entre risas, recuerdos y anécdotas compartidas durante tantos años de trabajo en común. Yo lo chicaneaba con que había llegado tarde al kirchnerismo y él me respondía que lo mío era peor, porque había llegado tarde al peronismo: “Ustedes, los troskos, están más lejos de lo nacional y popular que China de Estados Unidos”, me decía mientras me acariciaba la mejilla con aire paternal.
Cuando leí su libro Kirchner, el tipo que supo, lo llamé para decirle que me había ayudado mucho para recordar situaciones vividas con Néstor y para ordenar mis ideas sobre ese periodo tan intenso que juntos disfrutamos desde el diario.
Esa conversación fue un domingo en que nuestro querido River, pasión que compartíamos con Mario, jugaba un partido importante, así que nos prometimos que si la banda roja ganaba, repetiríamos la charla como cábala ante cada encuentro trascendente.
Pero River perdió y al otro día convinimos que nunca más nos llamaríamos en día de partido.
Ayer, mientras pensábamos junto a Ernesto Tiffenberg con qué título iríamos hoy a la tapa, ambos recordamos la vida y la obra, y en eso estábamos cuando Ernesto disparó: “Ya lo tengo, pongamos Mario, el tipo que supo”. Creo que Ernesto acertó para siempre.