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Por el momento, no hay imputación en contra del futbolista Dayro Moreno

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Por el momento, el jugador de Talleres Dayro Moreno no tiene cuentas pendientes con la Justicia, a partir de que el siniestro vial en el que se vio involucrado el pasado domingo en la ciudad de Córdoba no le produjo imputaciones. Sin embargo, la fiscalía interviniente aún está realizando diligencias para establecer si estaba violando la prohibición de circular a partir de la cuarentena.

La noche del domingo en la intersección de avenida Armada Argentina y Esquel, en el sur de la ciudad, el delantero colombiano iba en una camioneta negra Jeep conducida por un amigo venezolano, Oscar Huerto Bustos (33), y en la que también iba una mujer, según informaron fuentes policiales a La Voz.

La 4×4 colisionó con una moto conducida por una joven de 23 años que perdió el equilibrio y cayó al piso. La camioneta en la que iba el jugador albiazul siguió su marcha y recién minutos más tarde volvió al lugar.

La joven sufrió algunas contusiones y fue asistida. Desde la Policía se informó que tras revisar el rodado de gran porte se encontraron algunas bebidas alcohólicas.

Fuentes de la Justicia informaron este martes que, como Dayro Moreno no habría conducido el vehículo, no le cabrían responsabilidades y por eso no sufrió imputación.

Ademas, la camioneta está a nombre de otra persona y la mujer que está repuesta de las heridas no instará acción penal a la Justicia. 

Pero los instructores de la causa indicaron que aún restan realizar algunas diligencias para establecer si Dayro  Moreno violó las restricciones de circulación que imponen la cuarentena obligatoria por el coronavirus. Si eso ocurriera, se enviarán los antecedentes a la Unidad Fiscal de Emergencia Sanitaria (Ufes) para que establezca si le cabe imputación al futbolista colombiano.

Dayro Moreno por el momento no tiene imputaciones respecto del accidente que tuvo.

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Un hombre entrañable

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La nota que nunca quisiera escribir. Estoy devastada. Durante años compartimos escritorio, mesas de radio y algún que otro programa de televisión. Mario generaba buen clima, mantenía la batuta y hacía que cada uno diera lo mejor de sí. Una gran persona. Con él se podía contar siempre. 

Su mirada aparentemente despistada envolvía una sagaz observación de todo lo que pasaba y de los protagonistas de lo que pasaba. Matizaba con humor cada situación. Se atropellan en mis recuerdos escenas desopilantes. Van sólo dos anécdotas a modo de muestra.

Estábamos en la redacción de Página en la calle Belgrano. Mario atiende el teléfono fijo y era su mamá, poseedora de esa tragedia judía agudizada con los años.

–Marito te llamo porque me voy a suicidar, no da para más.

–Mamá, ¿tenés algún problema de papeles? Yo soy tu hijo abogado sino llamá a mi hermana que es tu hija psiquiatra. 

Otro día contaba que estaba escuchando a Victor Hugo en la radio y empieza a comentar uno de sus artículos en el diario. La grandilocuencia de VH para describir sus dotes de periodista lo apabulló:

–Me miré al espejo y pensé: ‘¡¿Qué me pongo?! No sabía cómo hacer para estar a la altura de semejante halago.

Le decía “Hola Doc” cada vez que hablábamos. Era una forma de rescatar su otra profesión, el abogado que siempre lo acompañaba para analizar los temas de Justicia y derechos humanos con una minuciosidad impecable.

Disfrutaba en el trabajo y lo hacía sentir. Le gustaba hablar con todos y todas, En una Argentina menos polarizaba los años que estuvo a cargo de Política en Página hablaba y hablaba con dirigientes de todo pelaje. Apreciaba a muchos, era contemplativo pero sabía marcar con maestría desvíos y renuncios. 

Guardo la imagen de su diálogo con Laura Vales, la compañera que había cubierto la represión en puente Pueyrredón. El asesinato de Kosteki y Santillán que ella describió y él corroboró en una cobertura inolvidable.

Lo vamos a extrañar. Siempre nos va a acompañar su agudeza, su calidad humana y su ternura. 

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Antes del cierre

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Hace muy poco nos juntamos para charlar sobre un programa de entrevistas que habían pensado junto a Melisa Molina para sumar a la web del diario. Discutimos contenidos, escenarios, nombres de posibles entrevistados y hasta barajamos posibles títulos para el programa. Finalmente elegimos Después del cierre y con ese nombre se inició el ciclo que inauguró Jorge Taiana y continuó Paco Olveira, y que puede verse en el portal del diario. 

Pasamos esa mañana entre risas, recuerdos y anécdotas compartidas durante tantos años de trabajo en común. Yo lo chicaneaba con que había llegado tarde al kirchnerismo y él me respondía que lo mío era peor, porque había llegado tarde al peronismo: “Ustedes, los troskos, están más lejos de lo nacional y popular que China de Estados Unidos”, me decía mientras me acariciaba la mejilla con aire paternal.

Cuando leí su libro Kirchner, el tipo que supo, lo llamé para decirle que me había ayudado mucho para recordar situaciones vividas con Néstor y para ordenar mis ideas sobre ese periodo tan intenso que juntos disfrutamos desde el diario.

Esa conversación fue un domingo en que nuestro querido River, pasión que compartíamos con Mario, jugaba un partido importante, así que nos prometimos que si la banda roja ganaba, repetiríamos la charla como cábala ante cada encuentro trascendente.

Pero River perdió y al otro día convinimos que nunca más nos llamaríamos en día de partido.

Ayer, mientras pensábamos junto a Ernesto Tiffenberg con qué título iríamos hoy a la tapa, ambos recordamos la vida y la obra, y en eso estábamos cuando Ernesto disparó: “Ya lo tengo, pongamos Mario, el tipo que supo”. Creo que Ernesto acertó para siempre.

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CAPILLA DEL MONTE CLIMA
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