La neandertalesca entrada del paraguayo Ángel Romero sobre Exequiel Palacios lanzado a la carrera con sus dos rodillas en punta sobre la columna vertebral del volante del seleccionado argentino generó indignación en el mundo del fútbol dentro y fuera del país, ya que el entrenador de Bayer Leverkusen, equipo alemán en el que milita el argentino, sabe que no contará con el jugador por tres meses, tiempo que demandará la recuperación por una acción que hermanó al fútbol con el muay thai, disciplina también conocida como boxeo tailandés.
La bronca de Peter Bosz, DT del equipo alemán, se manifestó en sus declaraciones luego de ver el incidente: “No fue una falta normal. Cuando va a golpear a Palacios le quedaban dos metros para poner las rodillas en otra parte. Las tenía dobladas, lo que indica que no tenía intención de jugar la pelota. Cuando te lanzás así sobre alguien, sabés que resultará gravemente herido”.
¿Romero entendió de manera excesiva una orden del banco de neutralizar a Palacios? ¿Fue un foul o un ataque por la espalda? ¿Por qué no recibió ni tarjeta amarilla? ¿El impresentable árbitro del partido, el brasileño Raphael Claus, es pariente lejano de Santa Claus? Las preguntas de los hinchas sobran y las respuestas, como siempre, faltan.
En principio, para el árbitro brasileño (y sus indefinibles colaboradores del VAR), Romero coloca las rodillas en punta para protegerse, ya que, según su interpretación, Palacios fue peligrosamente con sus vértebras lumbares y algunos órganos internos sobre la humanidad del paraguayo. Si bien no hay antecedentes de que un jugador haya lesionado a otro golpeándolo con su columna vertebral o con sus riñones, todo indica que Claus advirtió esa posibilidad y ni siquiera le sacó amarilla a Romero.
Un allegado a la terna brasileña explicó que, según su particular interpretación reglamentaria, “si bien hubo fractura lumbar, no hubo derramamiento de sangre, por lo que la amarilla no corresponde; en cuanto a la tarjeta roja, sólo queda reservada para el caso en que el jugador que recibe un doble rodillazo quede partido en dos sobre el pasto”.
Pero no fue esta la única polémica generada por un árbitro que anuló un gol de Messi, que hubiera significado la victoria argentina sobre Paraguay, porque desde el VAR le advirtieron sobre una falta previa de Rodrigo de Paul sobre Chumacero, en el triunfo albiceleste sobre Bolivia en la fecha previa de las eliminatorias jugado en octubre.
Pero esta controversia que envolvió al gol de “la Pulga” no acalló las críticas a Romero, que se potenciaron además por la condición de reincidente del paraguayo, quien venía de fracturar a un juvenil de San Lorenzo en una práctica, situación por la que algunas voces en el club de Boedo se alzaron para pedir su detención. Pero el paraguayo no es el único que les está entrando fuerte a sus colegas en plena pandemia.
Otro ejemplo preocupante en las últimas fechas es el de Carlos Tevez, quien ya viene con un crudo historial de lesiones a rivales y que en lo que va de la pandemia se vio involucrado en la lesión del arquero de Newell’s Alan Aguerre y en la última fecha atacó por retaguardia a Pochettino en el partido con Talleres con un planchazo en los gemelos a los tres segundos de juego.
“Venir de atrás de manera furtiva y apenas iniciado el partido indica claramente que el jugador Tevez tenía la intención de explotar al máximo el factor sorpresa frente al rival. Lo que todavía se ignora es el móvil del ataque, como así también cómo siguió en la cancha”, señalan fuentes vinculadas a la investigación.
Algunos analistas coinciden en que jugar en canchas vacías debido a los protocolos de la pandemia parece crear en muchos jugadores la sensación de que no los ve nadie, alcanzando así una sensación de impunidad a partir de la cual liberan un costado instintivo y primitivo que conlleva un serio peligro para terceros y hasta para sí mismos, sobre todo en el caso de jugadores que no se inhiben con la presencia de público y pegan desde siempre en canchas llenas. Para los especialistas, se debe dar tratamiento urgente a este tema y concientizar a los árbitros de este fenómeno, antes de que un partido de fútbol se convierta en un match de lucha libre profesional, con toda la variedad de golpes y tomas que tiene esta disciplina. Que la nueva normalidad no sea peor que la vieja normalidad.
El plantel arribó el domingo a la noche para el partido por Eliminatorias de este martes. Cada jugador se mostró con su tubo personal para contrarrestar la altura de La Paz.
El Cuti Romero bajó del micro con su tubo personal.
La Selección Argentina llegó este domingo a la noche a Bolivia para el compromiso del martes a las 17, correspondiente a la segunda fecha de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026.
Más allá de la posible ausencia de Lionel Messi, la formación y las cuestiones futbolísticas, el principal objetivo del plantel es minimizar el impacto de los 3.600 metros de altura de La Paz, la capital boliviana.
Es por eso que una de las imágenes que más llamó la atención fue el arribo de cada jugador argentino con su propio tubo de oxígeno. La Selección sabe que no es sencillo predecir cómo puede responder el organismo de cada uno para el encuentro en el estadio Hernando Siles.
En el video se puede ver a Messi, en este momento duda para ser titular en La Paz, descendiendo del colectivo detrás de Cristian “Cuti” Romero. El cordobés ex-Belgrano fue uno de los que portaba un tubo de oxígeno de mano.
Además, minutos antes, futbolistas como Alexis Mac Allister y Nicolás Tagliafico mostraron el elemento en sus redes sociales. La falta de aire la suelen experimentar aquellos que suben desde el llano, y la idea es aclimatarse lo antes posible.
El plan de los tubos no es nuevo ni único de la Selección Argentina. Por caso, en las últimas Eliminatorias para Qatar el equipo dirigido por Lionel Scaloni utilizó la misma estrategia, y salió bien. El 13 de octubre de 2020, el conjunto nacional venció 2-1 a Bolivia y cortó una racha de 15 años sin triunfos en la ciudad del Altiplano.
Así son y cómo se usan
Esta vez los argentinos llegaron a La Paz con sus tubos personales, a diferencia de los grandes cilindros que se vieron años anteriores. Permite inhalar a una pureza del 95 por ciento cuando siente la necesidad.
Los tubos de la Selección son de la marca estadounidense Boost Oxygen, que dependiendo del tamaño brindan entre 60 y 200 descargas. De hecho vienen con distintos “sabores”: natural (el que se pudo ver en manos de los futbolistas), menta, pomelo rosado y eucalipto.
Según indica la página oficial del producto, el aire a nivel del mar tiene un 21% de oxígeno y los tubos descargan al menos tres veces más que eso.
Los tubos de oxígeno se utilizan tal cual mostró Mac Allister en sus redes: con la mascarilla debajo de la nariz y cubriendo toda la boca.
Fue 1-0, en el arranque del torneo clasificatorio rumbo al Mundial de 2026. La Selección inició en forma exitosa su camino hacia la cita ecuménica y vivió una fiesta ante más de 80 mil personas.