“Es abrumador y a no todo el mundo le parece que está bien ser madre soltera por elección con un donante anónimo. Soy juzgada por mucha gente que me dice que soy una egoísta por traer un hijo al mundo que no va a tener un padre. Pero para mí es la mejor decisión de mi vida. Es durísimo porque estoy sola con él las 24 horas, pero también es maravilloso. Los valores, la enseñanza… todo pasa por mí. Esta es mi forma de ser mamá y hoy no me imagino mi vida sin él”.

La que habla es Romina Nechvatal. La delantera que sumó sus goles en La Tablada desde los 4 a los 33 años y que hoy, a los 40, disfruta de la maternidad gracias a la llegada de León, el 1 de abril de 2019.

“Siempre tuve el deseo de ser mamá, y siempre supe que si no estaba en pareja iba a ser madre soltera”, introduce la exjugadora de hockey. Y completa: “Dije que iba a ser mamá a los 30, después a los 33, a los 35… Hasta que me vi con 37 y empecé a averiguar. Averigüé muchísimo y me tuve que hacer muchísimos estudios. Ahí descubrí que tenía una trompa atrofiada y el doctor me dijo que tenía un 12% de posibilidades de quedar embarazada por la edad que tenía pero que él lo iba a conseguir. Y esa confianza fue clave”.

La inseminación implicaba tres intentos. Los primeros dos fueron infructuosos, pero en el tercero y último Romina quedó embarazada.

“El tratamiento llevó muchísimo tiempo. Fue duro, angustiante, triste. Pensé que nunca iba a ser madre, que nunca iba a quedar embarazada, pensé muchas cosas negativas y, sin embargo, se dio”, cuenta hoy. Y lo celebra cada día.

Afirma que todo el proceso, y la maternidad, la llevaron a desarrollar “una paciencia que nunca” tuvo. Y que para lograr este presente fueron y son claves “la unión y el apoyo familiar”.

“Esta nueva vida es estresante, es agotadora, es una mezcla de muchas emociones porque estás totalmente feliz, enamorada de tu hijo y, al mismo tiempo, estás totalmente agotada, no das más en muchas cosas, pero sacás fuerzas y seguís”.

Ella, que “toda la vida” hizo deportes, ahora no puede “salir a correr ni ir una hora al gimnasio” porque todo el contexto de la pandemia la priva de la ayuda de su madre, la abuela de León, y está “las 24 horas del día” con el bebé.

“El deporte siempre fue parte de mi vida desde que a los 4 años empecé a jugar al hockey. El deporte es unión, es compañerismo, es lealtad. Y te forma como persona. A mi hijo le voy a inculcar que haga deporte, el que él quiera, porque para mí es fundamental en la vida de una persona”, asegura la exhockista para quien “el Día de la Madre son todos los días”. “Verlo a León, que me mire, que me sonría, me dé un beso y me abrace… es eso. No hay un día especial para eso”, remarca.

“Yo siempre estuve primera en todo en mi vida. Y ahora lo primero es León. Es lo más importante de mi vida. El deseo de tenerlo, lo que luché por tenerlo, la decisión que tomé de ser madre soltera, hace que él sea todo para mí. Todo, todo, todo. Hoy no podría estar sin él”, sentencia.