Al final de la Primera Guerra Mundial dijeron que había sido la guerra “que terminaría con todas la guerras” y a los pocos años sobrevino la Segunda Guerra Mundial. Después, le siguieron muchas más; a la caída del comunismo predijeron el fin de las ideologías y consecuentemente de la historia. Y la historia y las ideologías siguieron evolucionando apenas disipado el polvo de la caída del muro de Berlín. A tono con estas predicciones erradas, el fútbol elaboró la suya: con la aplicación del VAR sobrevendría el fin de las polémicas por las decisiones arbitrales. Pero las polémicas por los fallos no sólo no terminaron sino que estallaron dentro del VAR hasta convertir al propio VAR en fuente de polémicas.
Con semejantes desaciertos sobre el fin de las cosas por parte de gente que se considera infalible en sus análisis (estadistas, ideólogos, filósofos, analistas, taxistas, peluqueros, etc.), no llama la atención el surgimiento de una corriente que descree de la posibilidad del fin del mundo. “Yo vivía muy preocupado por la inminencia del apocalipsis, construí un sótano en el fondo para meterme cuando comenzara la lluvia de fuego y hasta contraté un buen abogado para que me defienda en el Juicio Final. Pero después de considerar cómo le erraron con el VAR y el supuesto fin de las polémicas, me convencí de que las predicciones sobre el fin de los tiempos pueden estar pifiadas. Ahora vivo más tranquilo y puedo ver sin problemas imágenes de ciclones, terremotos, erupciones volcánicas y tsunamis”, explica Litargirio Gómez, plomero correntino que ahora descree del Día Final.
Si bien en la Fifa ya habían abierto el paraguas sobre el VAR, al punto que antes del Mundial de Rusia el exárbitro Pierluigi Collina había dicho que el objetivo era evitar que “se cometieran grandes errores”, las discusiones sobre notorios errores en partidos monitoreados por VAR se multiplican debido a que todo en el fútbol es opinable y motivo de interpretaciones diferentes. Así, cuando un jugador va con los tapones de punta sobre un rival hay árbitros que juzgan a la actitud del agresor como un acto criminal digna de expulsión, otros lo interpretan como una acción intimidatoria (como la zarigüeya cuando muestra sus dientes) y están los que lo consideran una operación de publicidad subliminal impulsada por fabricantes de botines interesados en comunicar el diseño y la efectividad de sus productos ante el gran público. “Lo que menos se ve de los botines en un partido son los tapones y eso molesta a algunas empresas, sobre todo cuando lanzan diseños novedosos en las suelas, por eso incitan a jugadores que usan su calzado a ir de plancha sobre los rivales y en lo posible dejar marcados los dibujos en sus tibias para entusiasmar a los potenciales consumidores”, sostiene un especialista en marketing.
Pero esta disparidad de opiniones sobre situaciones de juego es lo que conspira contra la ambiciosa infalibilidad del VAR ya que, por más que una jugada dudosa se vea con decenas de cámaras, el análisis del árbitro y los operados del var (vartenders), es un proceso en el que intervienen no sólo la fría letra del reglamento sino también factores culturales, prejuicios, interpretaciones psicológicas, aspectos sociológicos, frustraciones personales, etc., con lo que la decisión final es una suerte de lotería. Así se llega por ejemplo a la jugada que motivó el reclamo de Santos de Brasil ante Conmebol y ante la Corte Internacional de Justicia a partir de un supuesto penal del defensor de Boca Izquierdoz sobre Marinho, jugada en la que las opiniones de los vartenders van desde “es un roce” a “el brasileño se deja caer”, pasando por afirmaciones del tipo “sintió miedo escénico”, “sucumbió a la ley de la gravedad”, “tiene menos estabilidad que la piedra movediza de Tandil”. Finalmente concluyeron que no hubo penal alguno pese a que buena parte de los televidentes consideraron que a Izquierdoz solo le faltó clavarle una estaca en el pecho al brasileño para completar su faena defensiva.
La opinión de algunos expertos es la de replantear el reglamento de Fifa de modo tal que determinadas situaciones del juego no den lugar a interpretaciones, aspecto en el que todo se va al diablo. El ejemplo que proponen es modificar la regla 14 de modo tal que diga: “Se concederá penal a todo equipo del cual un jugador caiga por cualquier razón dentro del área rival tanto por foul de un adversario como por causas climáticas (rayos, vientos fuertes) o personales (pérdida de equilibrio, lipotimia, ganas de tirarse, etcétera)”. A muchos esto les parece excesivo; para otros, es la solución tan buscada para terminar con las discusiones.
El plantel arribó el domingo a la noche para el partido por Eliminatorias de este martes. Cada jugador se mostró con su tubo personal para contrarrestar la altura de La Paz.
El Cuti Romero bajó del micro con su tubo personal.
La Selección Argentina llegó este domingo a la noche a Bolivia para el compromiso del martes a las 17, correspondiente a la segunda fecha de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026.
Más allá de la posible ausencia de Lionel Messi, la formación y las cuestiones futbolísticas, el principal objetivo del plantel es minimizar el impacto de los 3.600 metros de altura de La Paz, la capital boliviana.
Es por eso que una de las imágenes que más llamó la atención fue el arribo de cada jugador argentino con su propio tubo de oxígeno. La Selección sabe que no es sencillo predecir cómo puede responder el organismo de cada uno para el encuentro en el estadio Hernando Siles.
En el video se puede ver a Messi, en este momento duda para ser titular en La Paz, descendiendo del colectivo detrás de Cristian “Cuti” Romero. El cordobés ex-Belgrano fue uno de los que portaba un tubo de oxígeno de mano.
Además, minutos antes, futbolistas como Alexis Mac Allister y Nicolás Tagliafico mostraron el elemento en sus redes sociales. La falta de aire la suelen experimentar aquellos que suben desde el llano, y la idea es aclimatarse lo antes posible.
El plan de los tubos no es nuevo ni único de la Selección Argentina. Por caso, en las últimas Eliminatorias para Qatar el equipo dirigido por Lionel Scaloni utilizó la misma estrategia, y salió bien. El 13 de octubre de 2020, el conjunto nacional venció 2-1 a Bolivia y cortó una racha de 15 años sin triunfos en la ciudad del Altiplano.
Así son y cómo se usan
Esta vez los argentinos llegaron a La Paz con sus tubos personales, a diferencia de los grandes cilindros que se vieron años anteriores. Permite inhalar a una pureza del 95 por ciento cuando siente la necesidad.
Los tubos de la Selección son de la marca estadounidense Boost Oxygen, que dependiendo del tamaño brindan entre 60 y 200 descargas. De hecho vienen con distintos “sabores”: natural (el que se pudo ver en manos de los futbolistas), menta, pomelo rosado y eucalipto.
Según indica la página oficial del producto, el aire a nivel del mar tiene un 21% de oxígeno y los tubos descargan al menos tres veces más que eso.
Los tubos de oxígeno se utilizan tal cual mostró Mac Allister en sus redes: con la mascarilla debajo de la nariz y cubriendo toda la boca.
Fue 1-0, en el arranque del torneo clasificatorio rumbo al Mundial de 2026. La Selección inició en forma exitosa su camino hacia la cita ecuménica y vivió una fiesta ante más de 80 mil personas.