Vigilia para despedir a Maradona, el genio del deporte más popular
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hace4 años
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Miles de personas se concentraron desde la tarde del miércoles, tras la confirmación de insuficiencia cardíaca trágica, en una larga vigilia en el Obelisco porteño a la espera de poder despedir a su ídolo eterno, el astro mundial del fútbol Diego Armando Maradona, quien murió a los 60 años.
Argentinos, bolivianos, paraguayos, chinos, italianos, españoles y peruanos, exponentes de la Buenos Aires cosmopolita, convirtieron la vigilia del velorio -que hubieran preferido que nunca llegara- en una fiesta a cielo abierto.
Por momentos cantaron el Himno Nacional y por momentos, “el que no salta es un inglés”. Con banderas argentinas, con camisetas de clubes de la A y de barrios, del país y otras latitudes, saltaron, tomaron vinos en tetrabrik; lloraron, rieron, se abrazaron, se lamentaron.
María Eugenia (71) y Daniel (73), junto a su hijo Carlos y sus nietos Fernanda y Nicolás, llegaron desde Laferrere, en La Matanza. “Vinimos a decirle adiós y gracias. Solo gratitud”, le expresó Daniel a este medio, con los ojos cristalizados por las lágrimas del dolor que genera la partida.
Parejas, individuos solitarios, chicos y grandes, niños tomados de las manos por sus padres, cruzados por una mezcla espesa de tristeza y emoción, euforia e incredulidad. Tonadas y dialectos estuvieron presentes allí en una síntesis autoconvocada del país.
Un denominador tan común como ineludible atravesó la congregación. Se habló “del Diego” y de su fútbol; no pareció haber resquicio para valoraciones sobre la vida privada del afamado deportista, como en respeto sagrado y total, como en un rito inquebrantable.
Hubo debates insólitos, recuerdos acalorados. Como sobre si Cesar Luis Menotti hizo bien o hizo mal en dejar al Maradona de 18 años afuera de la Selección en mayo de 1978. Como si hubiera ocurrido ayer. Como si no haberlo visto en otro mundial ocasionara un sollozo inevitable aún hoy, 42 años después.
Se reditó allí, espontáneo, el clima que se palpita cada domingo en las inmediaciones de los estadios que albergan al deporte más popular. Desde Avenida Belgrano, unos 800 metros al sur del Obelisco, se oían ya los cánticos uniformes de la multitud cuando el reloj marcaba las 21:00.
De a ratos, esos que fueron llegando, vitorearon el nombre común que identificó como a ningún otro humano al erudito de la pelota, al hombre que supo equivocarse, al tipo que un día salió de Villa Fiorito para nunca más ser un desconocido en ninguna coordenada.
Por el sur, el norte y el oeste llegaron cientos, miles. La pandemia y el distanciamiento social se volatilizaron, el tapabocas desapareció. No había en la concentración temor al coronavirus sino sólo al arrepentimiento futuro de no haberse animado a estar.
La Policía porteña desplegó un operativo como pocas veces se ha visto. Se esperaba en la noche que al alumbrar el sol de este jueves, un millón de personas peregrinasen hacia la ceremonia fúnebre en la Casa Rosada.
Pasada la medianoche llegó la información de que el velorio público comenzaría a las 06:00. La multitud comenzó a trasladarse por Avenida de Mayo, como en una romería. Enseguida gran parte de la Plaza de Mayo se llenó de gente.
Pasada la 1:00 del jueves, el féretro con el cuerpo de Maradona fue ingresado a la Casa Rosada. Minutos antes habían llegado Claudia Villafañe y sus dos hijas, Dalma y Gianinna Maradona.
Luego llegaron por la explanada presidencial otros familiares, amigos y ex compañeros, dispuestos para una ceremonia íntima, de unas pocas horas. La mayoría de ellos, alejados del astro en los últimos años.
En el mismo sitio, e inicialmente durante diez horas, miles dirán adiós a su ídolo irreverente, a ese pibe pobre que salió del barrio humilde, creció y se llenó de gloria, enfermó y murió tras descompensarse en su habitación en soledad porque el corazón le dijo basta.
El plantel arribó el domingo a la noche para el partido por Eliminatorias de este martes. Cada jugador se mostró con su tubo personal para contrarrestar la altura de La Paz.
El Cuti Romero bajó del micro con su tubo personal.
La Selección Argentina llegó este domingo a la noche a Bolivia para el compromiso del martes a las 17, correspondiente a la segunda fecha de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026.
Más allá de la posible ausencia de Lionel Messi, la formación y las cuestiones futbolísticas, el principal objetivo del plantel es minimizar el impacto de los 3.600 metros de altura de La Paz, la capital boliviana.
Es por eso que una de las imágenes que más llamó la atención fue el arribo de cada jugador argentino con su propio tubo de oxígeno. La Selección sabe que no es sencillo predecir cómo puede responder el organismo de cada uno para el encuentro en el estadio Hernando Siles.
En el video se puede ver a Messi, en este momento duda para ser titular en La Paz, descendiendo del colectivo detrás de Cristian “Cuti” Romero. El cordobés ex-Belgrano fue uno de los que portaba un tubo de oxígeno de mano.
Además, minutos antes, futbolistas como Alexis Mac Allister y Nicolás Tagliafico mostraron el elemento en sus redes sociales. La falta de aire la suelen experimentar aquellos que suben desde el llano, y la idea es aclimatarse lo antes posible.
El plan de los tubos no es nuevo ni único de la Selección Argentina. Por caso, en las últimas Eliminatorias para Qatar el equipo dirigido por Lionel Scaloni utilizó la misma estrategia, y salió bien. El 13 de octubre de 2020, el conjunto nacional venció 2-1 a Bolivia y cortó una racha de 15 años sin triunfos en la ciudad del Altiplano.
Así son y cómo se usan
Esta vez los argentinos llegaron a La Paz con sus tubos personales, a diferencia de los grandes cilindros que se vieron años anteriores. Permite inhalar a una pureza del 95 por ciento cuando siente la necesidad.
Los tubos de la Selección son de la marca estadounidense Boost Oxygen, que dependiendo del tamaño brindan entre 60 y 200 descargas. De hecho vienen con distintos “sabores”: natural (el que se pudo ver en manos de los futbolistas), menta, pomelo rosado y eucalipto.
Según indica la página oficial del producto, el aire a nivel del mar tiene un 21% de oxígeno y los tubos descargan al menos tres veces más que eso.
Los tubos de oxígeno se utilizan tal cual mostró Mac Allister en sus redes: con la mascarilla debajo de la nariz y cubriendo toda la boca.
Fue 1-0, en el arranque del torneo clasificatorio rumbo al Mundial de 2026. La Selección inició en forma exitosa su camino hacia la cita ecuménica y vivió una fiesta ante más de 80 mil personas.